La Mendiga.

22:02 Unknown 0 Comments

-¿Puedo quedarme a dormir contigo?- preguntó.

Y es que la verdad andaba limosneando cariño por la vida,
como un pordiosero, como una niña. No pedía sexo, ni que la amaran o conquistaran. Ella mendigaba compañía. Lo repugnante, era que no sabía pedirla, porque en lo más insondable de su persona, sabía que su belleza, era la que mantenía alejados a los mismos que la elogiaban, y a ella, la aislaba de encontrar algún día tan esperado consuelo.

-Cuentos que nunca se escribieron.

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