Tus ojos.

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Par de ventanas que llevan a mundos diversos,
dimensiones místicas de confines
inmensos:
tus ojos.
Planetas marrones, mar de estrellas.
Globo ocular.
Café profundo,
azúcar
entera sonrisa.
Sinceras sus palabras que
recitan
pestañeos, suaves caricias para
tu pupila cuando me mira.
Yo "tengo ojos en mis manos". Tú
tienes manos en tus ojos.
Y entonces siento como me tocas:
Me observas,
me recorres con
sutiles caricias ópticas,
orgasmos visuales,
hipnóticas ventanas
que dejas abiertas lanzan
llamaradas de fuego: el corazón abierto.
Centelleos, explosiones,
arrebato de mis rubores por el
cuerpo que me atisba
cuando siento
que me miras:
tus ojos.

130422

16:07 Unknown 0 Comments

Tengo ojos en mis manos
y en la punta de mis dedos. Repaso
tu contorno, miro muy de cerca
tu cuerpo
con mis dedos
te pienso. Lo recuerdo.
A cada caricia te voy
sintiendo,
reconociendo. Suaves.
Impertinentes relieves que saltan a la vista de 
mis palmas. Carretera
implacable
cargada de emociones y sensaciones llanas 
*por donde corretean mis uñas.
Claras. -Me encantas- Finos hilachos
aglomerados en conjuntos de curvas y
espirales a medias.
-Eres perfecto- Cabello crespo negro. Mar 
de Oriente. Mediterráneo. Mar negro,
olas salvajes, prominentes de emisiones de
pensamientos inocentes.

Trato de escribirte una carta -Siempre 
termino hablando en versos.-
Besos. Beso
tu boca, labios de ansiado rencuentro solar.
Luces. Estrella fugaz.
¿A dónde vas?

Borderline aerolínea

20:19 Unknown 0 Comments

CAPITULO I

Me pienso contigo, a tu lado.
Me pienso pasando las tardes
después del trabajo
contigo,
a tu lado.
Me pienso paseando entre las habitaciones con
pasos tímidos e insonoros:
soy un fantasma
que ronda por la casa.
Me miras,
me tomas,
me sientes y los dos nos
vamos lejos, muy lejos de aquí.
Flotamos.
Nos elevamos.
Ascendemos.
Despegamos
las puntas de los pies
rozan por último el suelo.
Hemos partido.






CAPITULO II

Un lugar donde no transcurre
el tiempo
se vuelve hacia atrás
y regresa,
sube y se va,
viene y baja,
viene y se va,
sube y baja,
regresa y va,
vengo y me voy,
bajo y regreso,
subo y me voy,
dónde estoy
no transcurre el tiempo,
ni el día, ni la noche, ni la tarde. Nunca es tarde.






CAPITULO III

He pasado cincuenta y dos años
y otros
tantos
a la deriva sin consciencia ni presencia:
he olvidado,
he sanado.
Nada ahora importa, sólo yo y
ésta isla que me cobija,
me sostiene,
me instiga a
quererla.
Me embelese el corazón y enciende los
sentidos.
Lo haré. La querré como nadie,
te querré como todos, como siempre
ha sido.






CAPITULO IV

Ahora vivo sobre esta pequeña porción
de tierra,
y fuego,
y agua,
y viento. Aliento
de vida, que me mantiene
viva.
Se ha convertido en mi refugio,
en mi hogar,
la quiero y creo que
la amo. La adoro por
su calidez.
En ella he reído y en
ella he llorado.
Te abrazo. La abrazo con mucha fuerza
me aferro a ésta tierra, no quiero
separarme de ella.
La quiero. La vivo. La respiro.
La siento:
está dentro, muy dentro de mi
cuerpo, la llevo aquí
en el pecho. Es mi centro. Me hace vivir.

Soy feliz.






CAPITULO V

No sé cuanto tiempo he
permanecido aquí,
desde que las olas me arrastraron
hasta ti
camino;
o vuelvo, o corro, o vuelo
o regreso, tropiezo
de nuevo
con tus juegos
revoloteo.
Planeo dando círculos alrededor tuyo,
sobre ti,
debajo
busco
encuentro,
me encuentro
te encuentro y
vuelvo alzar el vuelo.
Me intimidas,
me gustas.
Planto una bandera con mi nombre sobre tu pecho.
Eres tierra prometida, santa,
benditas
son tus formas que acarician y enorgullecen la vida,
divino
el paisaje que a los ojos de mi alma regalas.
Planto una bandera con mi nombre sobre tu pecho:
Te reclamo, me perteneces.
Ahora eres mío.







CAPITULO VI

Creo que te amo.






CAPITULO VII

A mi lado,
te voy sintiendo.
Te siento a mi lado.
Recupero la noción poco a poco
vamos descendiendo.
Te voy sintiendo. Tus brazos,
tu aliento y
tus manos en mis manos. En el fondo
suena una canción
en mi cabeza.
Cierro mis ojos de nuevo:
Me desintegro.
He vuelto.
Aquí estás, eres prueba de ello. No fue un
sueño
que te quiero. Te quiero.
Te cuento mi sueño:
Soñaba que eramos felices,
tú conmigo y yo me quedaba
a vivir
sobre ti, contigo. Eras universo, estrella y planeta,
te habitaba.
Mientras tú dormías yo edificaba una civilización entera
en tu nombre, eras dios, político, sacerdote, artesano y esclavo.
Te alabábamos y reprobábamos. Eras dos al mismo tiempo:
eras tú, y eras yo. Eramos.
Somos.
Fuimos y
hemos vuelto
a querernos, como antes. Lo recuerdas. Yo lo siento.
Te siento
muy dentro
te pienso,
también te procreo. Te cuido,
te quiero,
me pienso,
también me pienso
contigo, a tu lado.
Me pienso pasando
el día entero
contigo,
a tu lado.
Me pienso bailando entre las habitaciones con
pasos de foxtrot suaves y largos:
somos fantasmas,
estamos vivos de nuevo.
Me miras,
te miro;
me tomas,
te tomo,
me sientes y los dos nos
vamos lejos, muy lejos de aquí
otra vez
flotamos,
nos elevamos,
nos sublimamos y
ascendemos.
Despegamos
las puntas de los pies
rozan por último el suelo.

Hemos partido de nuevo.







CAPITULO II