CATGROOVE

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No me extrañes

16:39 Unknown 0 Comments

No me extrañes
porque no tienes derecho a hacerlo.
No me extrañes 
porque no me he ido;
no puedes extrañar
algo que nunca has tenido,
no soy tuya, no te pertenezco,
no me he ido,
aquí sigo.

No me extrañes
porque ya no eres un niño.
No soy un recuerdo, no soy un objeto,
no soy algo extrañable,
no fui hecha para que me extrañes.
Estamos vivos,
¡ámame!
mejor ámame en vez de lamentarte

de que te digo que no me extrañes.

Ámame cuando esté contigo.

No me llores,
no me llores porque no soy un muerto,
aún estoy de pie y 
camino
contigo
de la mano camino contigo,
no me chilles las tardes,
ni las noches,
ni los días que no nos vimos
¡no me extrañes, te digo!
mejor ámame en vez de lamentarte.

No somos niños.

Extráñame como extrañan las bestias,
como extrañan los gatos,
como extrañan los tigres
enjaulados
trazando círculos mientras esperan a ser alimentados.
Extrañarme como si no tuvieras memoria
ni recuerdo alguno de mi persona.
Extrañarme como si nunca hubiera nacido,
como si aún no nos hubiéramos
conocido.
Extrañarme como si fuera la primera vez
que nos vimos,
pero no me llores.
Extrañame como si siguieramos dormidos
pero no me llores;
te secas como planta vaciando lágrimas al
fugaz recuerdo 
de que estuve en tus brazos
la tarde del viernes.

Somos felinos, no somos niños.

No me extrañes,
lo tienes prohibido.
No me extrañes.
No es un sentimiento que del todo entienda,
y confieso que la veces que 
lo he dicho
no lo he sentido
como dices tú sentirlo.
Extrañame como yo te extraño:

YO NO TE EXTRAÑO.
No te extraño, porque soy más bestia que humano.
Y dijiste:
"No me extrañas porque no estoy 

lo suficientemente presente
en tu vida"
Y hoy escribo,
que no te extraño,
porque estás demasiado,
demasiado presente
como para provocarme sentimiento más blando,
porque te amo con firmeza,
y en este amor robusto
no caben sentimientos de niños.

Amor es un corazón maduro.

Te amo como aman las bestias,
con sobrehumana vehemencia y etérea unión divina,
y en este amor fornido
no caben los sollozos de un decaído,
ni los cariños de un corazón endeble,
ni los afectos para un desfallecido,
ni todo el amor que pudiera dar un enclenque
mártir por su amada.

No me extrañes.
No me extrañes.
NO
me extrañes 
porque no me he ido;
ámame mientras estoy contigo
porque
no me he ido,
aquí sigo,
no me extrañes,
ámame
y no me extrañes,
ni ahora 
ni después 
de mi muerte,
no me he ido.




n o  m e  e x t r a ñ  e s




El hombre de arena

22:34 Unknown 0 Comments

El hombre arena se levanta en medio
de su propio desierto.
Desierto de pasado y presente y futuro.
Aislado, 
ausente de las realidades de las que no desea enterarse;
desierto de su propio exilio,
 guardián de su propio éxodo,
no deja cruzar a nadie.

El hombre de arena
se confunde con el paisaje.
Se quedó un día sentado
y su cuerpo se fundió con las dunas,
y le ha sepultado las piernas,
un traje
que lo vuelve pesado,
que lo ha dejado inmovilizado
 que lo ha vuelto desde entonces arena. 


El hombre de arena vive de frente 
a la noche, 
y deja que el sol le caliente 
la espalda,
como si ignorara los atardeceres,
o los amaneceres,
como esperando a que las luces se enfriaran
 para estar en calma.
Hombre de arena, 
no deberías darle al sol la espalda.
Es como si el girasol negara sus ancestros
y escondiera su rostro del padre universal.


Pero el hombre de arena prefiere la luz tibia 
de la luna
que el asfixiante sopor de las calurosas tardes.


El hombre de arena tiene el puño apretado,
y en el puño aprieta granos de su propia tierra,
y no sé si la asfixia
o se aferra a ella.


El hombre de arena escucha sonidos y melodías 
de otros tiempos
para mantenerse eterno,
para estar cautivo, para no sentirse enfermo,
para estar distraído,
para hacer pasar más rápido el tiempo
y seguir sintiéndose vivo.


El hombre de arena está pensando,
siempre está pensando.
Piensa mucho para sí mismo;
piensa en un día lo que se piensa en un siglo.
Al hombre de arena
parece que le duele la cabeza.


El hombre de arena tiene sus ojos cerrados
y ese gesto serio
que casi lo vuelve un sabio.
No quiere ver la noche
o no quiere ver el día.
No quiere ver que se ha quedado sin piernas
que se ha convertido en arena.


El hombre de arena tiene por cabello un mar
con ballenas,
ballenas que son pensamientos
y rizos que son olas encrespadas
de espuma vieja.
Un mar inquieto, que nuca está tranquilo,
mar negro, mediterráneo. 
Mar de niño.


El hombre de arena
me recuerda
a esa historia de una antigua biblioteca
que quedó sepultada bajo la arena,
también me recuerda
a ese libro de páginas infinitas
que no tenía principio ni fin
y siempre empezaba dónde terminaba,
y terminaba dónde empezaba.



Ese hombre de arena a veces me da pesares,

porque le tocó enamorarse del viento,

un viento indómito e insolente,

y ese viento 

descarado se lo va llevando 

de poquito a mucho

cada vez que lo deja entrar a su desierto.


Ojalá el viento que lo quiere tanto

le desentierre las piernas y le recuerde

que aun puede moverse,

u ojalá el viento que lo quiere tanto

le quite la arena 

y lo vuelva hombre solamente,

o lo levante en polvaredas,

y se lo lleve,

o lo vuelva también viento;


ojalá lo haga voltear a ver el sol de nuevo.



20:03 Unknown 0 Comments

Paso hambre,
paso hambre en mi soledad
"y este cuerpo que no me hace justicia"
a la madurez
a la que mi sexo se le --- que
---
y nada refleja,
como si mi inocencia siguiera ahí clavada,
como si aún fuera pura
y el único pecado que hubiera cometido
fue decidir salir del vientre de mi madre,

la madre que me parió,
que sin mi consentimiento me regalo la vida,
y todos los días yo me muero de hambre,
de hambre y de sed de buscar lo que no he encontrado,
de botarme sobre los campos minados
de la vida,
de gente estúpida y relaciones deficientes,
de salir a buscar la muerte cada que intento cruzar la calle,
de hacer un gesto noble y recibir una nalgada...